De la vida íntima de una familia de clase media bogotana enfrentada por los roces brutales de sus miembros, a las vicisitudes de la hija de un líder guerrillero, Falsas alarmas destaca en su humor y su clara voluntad de contar una historia.
El asalto a una Iglesia en busca de una biblia pornográfica. Una fiesta de fin de milenio en un loft de Nueva York invadida por latinos gorreros. El asado de fin de semana de una muchacha de apellidos prestantes. Un retén de la policía y un Lada 77 cargado de jovencitos drogados.
Mundos de alarma. Mundos en fragor. Diez de estos catorce relatos fueron reconocidos con el Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá 2005, pero Falsas alarmas es, al mismo tiempo, un libro con vocación de novela fragmentaria protagonizada por una misma urbe de aceras rotas, cordilleras encendidas y esmog.
Juan Álvarez llevaba más de una década lejos de Colombia ensartando historias y personajes que ahora, de vuelta a Bogotá, comienzan a hilvanar el relato de una época en la que el país dejó de conjugar una misma violencia para encontrarse en varias. Este rescate editorial anticipa la obra venidera de un escritor esencial.