Saide se abre con una cita de ¿Acaso no matan a los caballos?, de Horace McCoy (que daría lugar a la película Danzad, danzad, malditos); una cita que cifra algunos de los elementos principales de esta excelente novela negra. Sartre supo ver en la obra de McCoy lo que también podemos encontrar en la del escritor colombiano Octavio Escobar Giraldo, y que es mucho más que el testimonio existencialista de una época convulsa (en este caso, «los años de la sangre» en Colombia): un fragmento de realidad apasionada y sufriente en el que la muerte, el sexo, el calor y el mar alcanzan nuevos significados, algunos de ellos contradictorios entre sí. ¿Qué se esconde en realidad tras este nombre de mujer? Ésta es la pregunta que nos hacemos al leer por primera vez el nombre de Saide.
«Escobar Giraldo opta por una visión plural de las cosas desplazando su mirada hacia diferentes planos, tratando de descifrar el misterio que esconden los ojos de la inquietante hija de un inmigrante libanés cuya belleza se ofrece como sacrificio en esa ceremonia de la sangre que tiñe los distintos caminos de tantas y tan oscuras fuerzas negativas.» (Consuelo Triviño, Cuadernos Hispanoamericanos)