Deleuze presenta este curso sobre bergsonismo y cine, editado aquí por primera vez en castellano, como un «riesgo» que ha tomado. ¿Cuál es el riesgo? Deleuze teme que la exploración de un terreno tan ajeno a la filosofía lo lleve a un mero ejercicio de aplicación de conceptos. ¿Por qué valdrá la pena este «riesgo»? No se cansa de repetirlo: la tarea del filósofo es inventar conceptos. Más que un estudio ... Ver más Ocultar Deleuze presenta este curso sobre bergsonismo y cine, editado aquí por primera vez en castellano, como un «riesgo» que ha tomado. ¿Cuál es el riesgo? Deleuze teme que la exploración de un terreno tan ajeno a la filosofía lo lleve a un mero ejercicio de aplicación de conceptos. ¿Por qué valdrá la pena este «riesgo»? No se cansa de repetirlo: la tarea del filósofo es inventar conceptos. Más que un estudio sobre el cine, lo que se encontrará aquí es entonces un experimento del pensamiento a través del cine. Y como en ningún otro curso, se verá el esfuerzo y la diversidad de operaciones, de decisiones tácticas locales tomadas en el momento justo, que son necesarias para que avance eso que Deleuze llama «invención». ¿Cómo escapar a un comentario acerca del cine en sus propios términos o en los de la crítica? Asentándose en el mundo bergsoniano de las imágenes iguales a la materia. ¿Y si eso se detiene, si se corriera el riesgo de que la filosofía asfixie al cine? Avanzar con Pasolini, con Vertov, con el expresionismo alemán, con Griffith y con Eisenstein. ¿Y cuando se palpe ya el borde de un nuevo abismo? Se volverá a la filosofía, aparecerá Peirce para dar el gran salto, Maine de Biran, Descartes. Y cuando haga falta, se recurrirá también a la novela, a John Dos Passos, a Robbe-Grillet. ¿Qué gana el cine con todo esto? Un enorme espesor dramático-filosófico que redefine sus problemas técnicos ?montaje, campo/contracampo, profundidad de campo, la actuación-, sus géneros ?el drama, el western, el policial, el burlesco, el terror-, sus corrientes ?expresionismo, naturalismo, realismo, neorrealismo, nouvelle vague, experimental- y sus directores, en tanto problemas de la expresión y el pensamiento. ¿Qué gana la filosofía? Una invención de conceptos para explorar el pensamiento de lo que constituye la «visión» de Deleuze: un universo no-humano hecho de interacciones universales y centros de indeterminación, de percepciones moleculares, de pulsiones y objetos, degradaciones, de duelos de fuerzas, de organizaciones o desconexiones sensoriales y motrices, de memoria, de tiempo. Deleuze presenta este curso sobre bergsonismo y cine, editado aquí por primera vez en castellano, como un «riesgo» que ha tomado. ¿Cuál es el riesgo? Deleuze teme que la exploración de un terreno tan ajeno a la filosofía lo lleve a un mero ejercicio de aplicación de conceptos. ¿Por qué valdrá la pena este «riesgo»? No se cansa de repetirlo: la tarea del filósofo es inventar conceptos. Más que un estudio sobre el cine, lo que se encontrará aquí es entonces un experimento del pensamiento a través del cine. Y como en ningún otro curso, se verá el esfuerzo y la diversidad de operaciones, de decisiones tácticas locales tomadas en el momento justo, que son necesarias para que avance eso que Deleuze llama «invención». ¿Cómo escapar a un comentario acerca del cine en sus propios términos o en los de la crítica? Asentándose en el mundo bergsoniano de las imágenes iguales a la materia. ¿Y si eso se detiene, si se corriera el riesgo de que la filosofía asfixie al cine? Avanzar con Pasolini, con Vertov, con el expresionismo alemán, con Griffith y con Eisenstein. ¿Y cuando se palpe ya el borde de un nuevo abismo? Se volverá a la filosofía, aparecerá Peirce para dar el gran salto, Maine de Biran, Descartes. Y cuando haga falta, se recurrirá también a la novela, a John Dos Passos, a Robbe-Grillet. ¿Qué gana el cine con todo esto? Un enorme espesor dramático-filosófico que redefine sus problemas técnicos ?montaje, campo/contracampo, profundidad de campo, la actuación-, sus géneros ?el drama, el western, el policial, el burlesco, el terror-, sus corrientes ?expresionismo, naturalismo, realismo, neorrealismo, nouvelle vague, experimental- y sus directores, en tanto problemas de la expresión y el pensamiento. ¿Qué gana la filosofía? Una invención de conceptos para explorar el pensamiento de lo que constituye la «visión» de Deleuze: un universo no-humano hecho de interacciones universales y centros de indeterminación, de percepciones moleculares, de pulsiones y objetos, degradaciones, de duelos de fuerzas, de organizaciones o desconexiones sensoriales y motrices, de memoria, de tiempo.