En la noche de la luna de sangre, el lord de los vampiros debe morir.
El puesto de Floriane en la Aldea de los Cazadores es venerado, ya que sus habilidades arman y protegen a los cazadores de vampiros. Sabe cuál es su lugar y es una fiel servidora del maestro de los cazadores y de su comunidad
hasta la noche de la luna de sangre; hasta que su hermano está muriendo a manos de Ruvan, el lord de los vampiros.
En un intento por defender su hogar a toda costa, Floriane lucha contra el lord vampiro, dispuesta a perder su vida si eso significa arrebatársela a él. Pero Ruvan no quiere quitarle la vida
la quiere a ella.
Tras ser secuestrada y llevada al castillo vampírico, Floriane adquiere un compromiso de sangre con el lord de los vampiros; ahora está ligada en cuerpo y mente a su peor enemigo. Pero Ruvan no es el ser desalmado que ella creía, y Floriane descubre la verdadera naturaleza de los vampiros: no son monstruos sin conciencia, sino un pueblo orgulloso, incomprendido y torturado por una antigua maldición.