Un país que nunca fue pareciera negarse a cualquier posibilidad de cambio ha transformación. La humanidad en su más descarnada condición, se desgarra en los juegos violentos del poder. Rosbel nos dibuja un destino paralelo, un camino brumoso que no admite haces de luz, mas que para enfocar aquello que hasta nuestros días pareciera imponible: una sociedad justa, en paz y en igualdad.