Un hombre joven, gordo y mugriento camina decidido por una carretera pedregosa para ir a envenenar a un perro que lo mordió; una mujer viaja a Nueva York para conocer la ciudad y visitar a su hermana, quien termina cayendo al vacío en una fiesta; una niña campesina sigue los pasos de su padre y desnuda su inocencia desde el relato violento y cotidiano; una familia recrea los delirios de un hombre viejo para viajar en su memoria.
¿Qué nos mueve? ¿Qué nos impresiona?
El Expreso del Sol es un libro escrito con precioso y humano detalle.
Sus diez cuentos apuntan a la eternidad, porque sus temas -el amor, la familia, el tiempo, el desplazamiento, el inevitable destino- son perpetuos y vitales. El peso de la costumbre en cada anónimo protagonista se vuelve misterio y obsesión y la crueldad se hace más leve, más real.
El nombre de Tomás González se inscribió desde hace muchas páginas en el olimpo contemporáneo de la literatura colombiana.
Su voz, sutil y poderosa al mismo tiempo, es capaz de construir universos íntimos en los que la fatalidad y la belleza se transforman en un espejo del lector. Desde sus letras no hay centros ni regiones, solo abismos infinitos.