Tres generaciones gravitan en torno a María Martínez, hija, pero también madre; viuda, pero también amante; feminista antes del tiempo, emancipada por la libertad que ofrece la generosidad. Ella, habitante de Sacramento, un municipio en las inmediaciones de Sincelejo, pasa su vida atendiendo las quejas de su madre y con el tiempo, atendiendo sus propias quejas a su hija Adriana.
En medio de este clima, la violencia asoma sus fauces sin ser el tema central de esta bella fábula sobre la pérdida y el duelo, sobre el tiempo ido y recobrado por gracia de la escritura, sobre lo popular -el cine mexicano, las telenovelas, los elepés de música latinoamericana o de vallenato- y la decisión irrenunciable de Adriana, la hija menor, de abrazar un destino que rompa el atavismo al que parecen estar condenados quienes no conocen su propia historia.
El lugar de la madre, en esta bella novela de Beatriz Vanegas Athias, atraviesa a tres generaciones en un pequeño pueblo de las sabanas del caribe colombiano.