¿Cuántas veces, en libros de ficción y de no ficción, en conversaciones de cafetín o en diálogos imprevistos ha surgido el nombre de Dionisia de Mosquera y la historia del crimen de su esposo Pedro López Crespo, perpetrado en 1770 en su casa de habitación, y en el que ella y su amante estuvieron involucrados? Muchas, incontables veces. Tantas, que la historia se ha convertido en leyenda. El primero en referirse al tema fue José María Cordovez Moure, en sus famosas Reminiscencias de Santafé y Bogotá, aunque nunca tuvo acceso a los expedientes del proceso, como sí Vicente Pérez Silva, el autor de «Dionisia de Mosquera: ¿amazona de la crueldad?», quien da fe de los detalles y entresijos de este suceso que conmovió al virreinato de la Nueva Granada en el siglo XVIII. Como dice Mónica Chamorro Mejía, prologuista de la presente edición, este «es un texto que sintetiza una vocación romántica, una búsqueda trascendental de la verdad con mecanismos narrativos realistas», pero, llevado a un sentido simbólico, muestra que «Dionisia de Mosquera no es solo una, no es solo la esposa infiel y la asesina: ella es una estructura social eficazmente cruel en la que los verdaderos criminales, en este caso los amos de los esclavos inculpados, no reciben ningún castigo»