Así como Goldberg narra una y otra vez las mismas historias para que el conde reciba su pequeña muerte nocturna, como una suerte de Sherezade invertida, Sagasti nos cuenta una y mil historias, y de Bach nos lleva a las interpretaciones de Gould, que parece tocar incluso durante los silencios entre una variación y otra; y de Gould a Sgt. Pepper's, el primer disco de la historia que no tiene pausas entre los temas, como si todo fuera una sola y gran composición; y de ahí a la música en los campos de concentración, a 4' 33'' de John Cage, a los conciertos de The Who, y así hasta el infinito.