-Pero entonces, y si todo amor que no sea absolutamente incondicional, «Te amo sobre todas las cosas», no es verdadero amor, este libro no es una novela de amor.
-Pues no, ni lo es ni podría serlo, pues el amor, en cuanto movimiento inefable e ininteligible, no puede ser fundamento para una novela que se quiera inteligente.
-¿Son incomparables por tanto el amor y las buenas novelas?
-En efecto, amor mío: en la vida lo inexplicable ocupa un lugar siempre sobresaliente aunque difícil de ponderar, pero las novelas todo motivo, causa o motor de la acción e interrelación entre personajes debe ser inteligible, pues solo a partir de lo argumentable se puede construir y desarrollar un argumento narrativo. Que no tanto del amor sino de lo inesperado es de lo que trata esta novela. De la enfermedad y sus metáforas, que diría Susan Sontag.
-Pero el amor provoca también sus propias injurias: el abandono, el daño, los celos, la avaricia, el odio, la indiferencia.
-De ahí, quizá, este título tan cruento. Aviso de que o es ciego el amor de que aquí se narra.