"... el tema es particularmente importante en el caso de los libros infantiles, porque se trata de una lectura que pasa por la mediación de lectores adultos y poderosos, bien sea en la familia, bien sea en la escuela. Por ser así, es una lectura que corre grandes riesgos de traer consigo de contrabando una ideología clandestina, que va penetrando en el niño sin siquiera estar en el libro. De esa manera, un libro subversivo puede ser leído por el adulto al niño como si fuera una lección de conformismo, transformado en una fábula con moraleja. Un libro conformista y autoritario puede ser leído como ejemplo de un ideal, deseable para formar una generación sumisa. Un libro inteligente, irreverente y deliciosamente imaginativo puede ser leído como un chiste o un juego, o censurado por ser políticamente incorrecto, en estos tiempos de tan poca sutileza y todavía más escasa lectura."