Un relato admirable y ya clásico, en la estupenda traducción de Julio Cortázar. Un emperador romano se inclina sobre su pasado: el poder, las conquistas, los turbios episodios palaciegos, las horas de triunfo y de peligro... Adriano cuenta su propia vida y poco a poco el César va dejando asomar al hombre, su atormentada intimidad, su secreto, que habría de fijarse en estatuas, en poemas, en templos. Bajo la forma de una autobiografía imaginaria minuciosamente fundamentada en la realidad histórica, Marguerite Yourcenar reconstruye un tramo espectacular de la historia.