La arrebatada y no correspondida pasión que Marguerite Yourcenar sentía por su editor, André Fraigneau, dio pie a este conjunto de narraciones de alto coltaje amoroso y lírico que recrean mitos clásicos para abordar la misteriosa naturaleza del amor. Honesta consigo misma y con el lector, Yourcenar no tiene miedo de sumergirse en la crisis vital provocada por la indiferencia de Fraigneau. De ella extrae valiosas enseñazas, como la insipidez de la felicidad burguesa frente al éxtasis del enamorado a la aceptación del sufrimiento para poder experimentar sin miedo uno de los sentimientos más universales.