Estas páginas están llenas de sangre, en un intento de la autora por sobrevivir. Sangre de esa que dice que algo o alguien se está muriendo. Sangre de esa que dice que el corazón está latiendo otra vez. Muerte y vida. Partida y resurrección.
Eso es Lo que queda después del sol, una cronología no lineal en la que se narran los avances y retrocesos que componen una experiencia de pérdida, entradas de diario en forma de poemas, en los que se muere y se vive y se vuelve a morir; todo al mismo tiempo.
«Es la esperanza de que toda tragedia podría volverse un triunfo [
] La fortuna de ver transformar la herida en un poemario: el desastre convertido en obra».
Ana María Franco Villegas