Lo que no borró el desierto: Luis López Peralta era concejal de un pueblo de La Guajira cuando fue asesinado. Había denunciado al alcalde Kiko Gómez por corrupción. Diana López Zuleta tenía diez años cuando mataron a su padre y creció con el dolor de ver que el crimen permanecía impune. Lo que no borró el desierto reconstruye la historia del concejal, su homicidio y el de otras víctimas. Su propia hija, como periodista, contribuyó con el esclarecimiento del crimen y fue la única de la familia que enfrentó a Gómez en el juicio. El político fue condenado con la pena más alta que se le ha impuesto a un funcionario público en Colombia.