Ha sido privilegio de nuestra época -entre guerras, revoluciones y grandes movimientos sociales desarrollar la fecundidad de la poesía. Nunca pensó Pablo Neruda, cuando escribió sus primeros y solitarios libros, que al correr de los años se encontraría en plazas, calles, fábricas, aulas, teatros y jardines recitando sus versos, que recorrería todos los rincones de Chile y el mundo desparramando su poesía. En el Libro de las preguntas encontramos la curiosidad, la admiración y la emoción de Neruda por los tópicos más próximos y los más remotos. Aquí se interroga con la inocencia de un niño: ¿Es verdad que las golondrinas van a establecerse en la luna?; ¿Por qué no nací misterioso?; ¿Por qué crecí sin compañía?; ¿En qué idioma cae la lluvia sobre ciudades dolorosas?; Si todos los ruidos son dulces, ¿de dónde saca sal el mar?; ¿Y cómo saben las raíces que deben subir a la luz?; ¿Cómo se acuerda con los pájaros la traducción de sus idiomas? Desde las cuestiones más pequeñas hasta las más insólitas, Neruda, una vez más, rechaza las reglas y las etiquetas y nos introduce en un mundo fascinante con el magnetismo de su lenguaje.