Favila inaugura su tarea editorial publicando La voz de las horas, un libro apacible, si se lee como oba aforística, e incendiario, si se lo aborda con las pecualiaridades ideológicas de su escritor. La razón que ha llevado a publicar esta obra tiene dos aristas: por un lado, cumple axiomáticamente con su deseo de rescatar obras olvidadas de la cultura mundial; y, por el otro, se le considera como un libro clave para desentrañar el pensamiento y estilo de su escritor.
El tiempo dirá si el material del espíritu de esta época es resistente, o se quiebra como una hoja marchita zarandeada por la fuerza de un viento pasajero.