Esta novela, que podría ocurrir en cualquier ciudad latinoamericana, narra con fantasía y profundidad el desalojo que han sufrido sistemáticamente seres de este planeta. «Aunque no haya casa, puede haber hogar. El hogar tiene que ver con otro registro, con el registro afectivo. Acá en la novela no es el hogar lo que está en cuestión, sino la casa, la vivienda» En Falla humana la pérdida del hogar, la memoria y la tierra parecieran simbolizar la lucha de los desposeídos por hacerse un lugar y reclamar su parte a un sistema que los ha despojado de todo.
Van a despojar de su hogar a un grupo de familias que vive en una cuadra, en una ciudad latinoamericana. Las voces de las pobladoras y de los pobladores se confunden con las voces de la Iglesia, de la Compañía y de una búha, que observa desde las alturas cómo se desarrolla esta historia, tantas veces vivida en oriente y occidente, sin otro destino que el exilio, el desarraigo, la transhumancia.Falla humana establece finas aristas de sentido que pueden conectarse de un modo no lineal con las mil y una noches de Sherezade o las mil noches de Allende o la destrucción de la Villa San Luis, en un relato arrojado y poderoso, en el que la pérdida del hogar, la memoria y la tierra parecieran simbolizar que la lucha de los desposeídos es por hacerse un lugar, reclamar su parte a un sistema que los ha dejado sin parte.