Una provocadora refutación de los tabúes y de los clichés moralizantes sobre el enriquecimiento
A la mayoría de las personas les gustaría ser ricas, aunque no lo confiesen. En nuestro mundo ser adinerado es sinónimo de ser malo y los afanes económicos crean mala conciencia entre quienes los albergan.
Sin embargo, el filósofo Javier Hernández-Pacheco sostiene en este ensayo que, aunque resulte escandalosa, la pretensión de enriquecimiento es expresión de la más noble humanidad.
El autor se aleja del maniqueísmo que afecta a nuestra percepción de los fenómenos económicos y critica que su consideración filosófica se haya hecho a menudo desde posiciones teóricas muy ajenas a la vida del hombre de negocios, y desde la antipatía y el recelo.