Aquella serie de terroríficos acontecimientos que estremecieron a nuestra tranquila ciudad universitaria situada en el nordeste de Alemania, durante el año de 1816, posee en sí misma algo demasiado memorable para ser relegado al olvido sin su correspondiente crónica. (...)
Así comienza El vengador, novela inédita en España del genial y heterodoxo Thomas de Quincey, cuyo espíritu transgresor queda reflejado en las siguientes irónicas palabras:Si un hombre se deja tentar por un asesinato, poco después piensa que el robo no tiene importancia, y del robo pasa a la bebida y a no respetar los sábados, y de esto pasa a la negligencia de los modales y al abandono de sus deberes
Erudito, original, transgresor, imaginativo, laberíntico y crítico, no sólo literario sino de la sociedad de su tiempo, constituye una referencia fundamental para la estética del Decadentismo.
Su biblioteca, integrada por más de 5.000 volúmenes, contenía obras de Homero, Sófocles, Píndaro, Horacio, Tito Livio, John Milton, Robert Burton, John Donne, Francis Bacon, Jonathan Swift, Francois Rabelais, Laurence Sterne...
De ella dijo: Los libros son los únicos artículos de propiedad en los que soy más rico que mis vecinos.