En este maravilloso ensayo plagado de caracolas y disquisiciones descubrimos la importancia de verlo todo con la curiosidad e ingenuidad ti´pica de la infancia.
Ambroise Paul Toussaint Jules Vale´ry (Se`re, 1871 Pari´s, 1945), ma´s conocido como Paul Vale´ry, es considerado uno de los escritores ma´s influyentes del pensamiento y del espi´ritu europeo de mediados del siglo xx. Su arquitectura ensayi´stica se caracteriza por su bu´squeda literaria en torno a la naturaleza del pensamiento, su funcionamiento y limitaciones, dejando ineludibles obras en verso como La joven Parca (1917), El cementerio marino (1920) y Cantos (1922), pero tambie´n en prosa como Cuadernos (1922), El cuerpo y la danza (1923) y Piezas sobre arte (1931). Por no mencionar grandes lecturas publicadas en la editorial como Dia´logo del a´rbol y Filosofi´a de la danza.
Todas estas inquietudes culminaron para el escritor provenzal cuando se encontro´ con una caracola y sufrio´ una epifani´a de proporciones a´ureas. Cuando Vale´ry se dispuso a escribir El hombre y la caracola, llevaba de´cadas indagando a propo´sito de las matema´ticas y la biologi´a, anotando en su pequen~a pizarra sus meditaciones e investigaciones acerca de la divisio´n entre el intelecto y la imagen hasta altas horas de la madrugada. De esta manera, en 1937, Vale´ry dio vida a uno de los ensayos ma´s aclamados de toda su carrera literaria. A pesar de su muerte en julio de 1945, su obra literaria ine´dita continuo´ edita´ndose y reedita´ndose hasta nuestros di´as.