Arpegios de luz evanescente se escapan de las olas del mar cósmico donde, bajo el arco iris de la
sutileza, habita El Fantasma del tiempo, que navega en busca de la rosa náutica, sin rumbo y sin
brújula, en cada uno de los doscientos cincuenta poemas de este libro, escritos por Agustín Castillo
bajo la forma del haiku japones.