Tras la lenta recuperación de un terrible accidente ferroviario y un matrimonio arreglado con la joven Ashima, Ashoke Ganguli decide abandonar su cómoda y previsible existencia en Calcuta, aceptar una beca en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y mudarse con su esposa a Boston. Allí nacerá su primer hijo, que por azares del destino acabará llevando por nombre Gógol en honor al célebre escritor ruso. El niño, hijo de bengalíes, ciudadano estadounidense y de nombre ruso, crecerá entre korma y hamburguesas, música de los Beatles y clases de bengalí, viajes a Calcuta, donde a él y a su hermana se los considera extranjeros, y ritos hindúes celebrados en suelo estadounidense; pero, sobre todo, crecerá extrañado y perplejo ante su propio nombre.