Don Juan, dice Carlos Castaneda en este libro, era un intermediario entre el mundo natural de la vida diaria y un mundo invisible, al cual él no lo llamaba sobrenatural, sino la segunda atención. En mis trabajos previos, he descrito sus métodos de enseñanza, al igual que las prácticas que me hizo ejercitar, la más importante de las cuales fue, sin duda, el arte de ensoñar. Explicar el mundo que Don Juan nos hizo heredar es la expresión final de nuestra gratitud a él, y de nuestro propósito de continuar buscando lo que él buscaba: la libertad.