"Hemos hecho del más privilegiado territorio del continente una desoladora pesadilla. Las sierras eléctricas aniquilan una naturaleza que podría salvarnos; la conquista de América prosigue con su viejo rostro brutal contra los hombres y las selvas; la peste del olvido borró nuestros orígenes y nuestros sueños. Pero todos necesitamos un país. Las páginas que siguen no son más que un esfuerzo sincero por entender lo que somos: un escritor tiene el deber de ser parte de su tierra y de su época. Reinventar el país no puede ser tarea de unos cuantos, pero la enormidad de la labor casi exige milagros. Recuerdo entonces aquellas palabras de Voltaire sobre los hombres de su tiempo: 'Necesitaban milagros: los hicieron".