Hacia 1869, España, extrañada de que Colombia no hubiera establecido aún relaciones diplomáticas o comer- ciales con la península, designó a José María Gutiérrez de Alba, un culto poeta, dramaturgo y dibujante andaluz, para averiguar el motivo. El emisario, que se integró de lleno a la vida capitalina, recorrió el país y consignó sus impresiones en textos y en más de 350 acuarelas, que en 1991 Benjamín Villegas logró adquir, recuperando para el país este valioso testimonio. El libro, que trae todas las reproducciones del original, intercaladas con extractos consecutivos de su diario, es el legado de un hombre inquieto, de un intelectual curioso, que miró a nuestro país con ojos de asombro y de afecto..., como comenta el presidente Juan Manuel Santos en su prefacio a esta obra.