Una historia en apariencia sencilla como es la visita de unos padres con su hija a un zoo se puede convertir en una aventura, en una pesadilla o en una teoría sobre la mirada. Porque mientras que los padres se mueven en una película en blanco y negro buscando a los animales en sus jaulas, la niña sigue a un pavo real que la lleva hasta un mundo de color donde los animales campan a sus anchas y dichosos. Dos mundos que se van alternando en las ilustraciones a doble página donde se contraponen emociones y vivencias. Parece que se trata de saber mirar y que los niños, más libres de prejuicios lo hacen mejor que los mayores. La maestría con la que la ilustradora maneja ceras, acuarelas y recortes nos trasmite la alegría creadora de quien descubre las posibilidades del color para expresar una amplísima gama de emociones