En momentos de sobre estimulación, exceso de información y consumismo, el minimalismo es una vía para la calma. No solo como corriente estética, sino además un estilo de vida que invita al desapego, el orden, a centrarse en lo importante, y a reducir al máximo lo innecesario. De la misma manera, las construcciones minimalistas inducen a dejar fuera el ruido de las ciudades y crear un espacio de meditación, serenidad y calma. Así, la tendencia estética se vuelve menos dogmática y abraza nuevas formas inspiradas por la naturaleza y el entorno.