A principios del siglo XX, en una pensión de la Riviera, una viuda inglesa ya mayor regala a un anónimo oyente austriaco una confesión imprevista: en su juventud, tuvo un encuentro en un casino de Montecarlo con un joven aristócrata polaco que la llevó a vivir veinticuatro horas de frenesí, a debatirse con las convenciones de la sociedad y a arriesgarlo todo por una pasión pasajera. En esta historia sobre la obsesión y la memoria, Stefan zweig despliega su prosa envolvente, su fina ironía y su capacidad de análisis psicológico para crear un clásico inolvidable.