Me salto los preámbulos del amor.
Pero no me doy prisa.
No corro.
Ya no quiero llegar a ningún lado.
Solo quiero que no se acaben las cosas,
quiero hacerle un agujero negro
a este momento
y meterme por ahí
y alargarlo al máximo
como un túnel secreto,
expandirlo como se expanden
las cosas que no sabíamos que eran profundas.
En este libro, Gabriela Wiener repasa las formas en que se han deshecho todas nuestras revoluciones. Mira hacia atrás, a sus primeros años como migrante, pero también mira alrededor, a un presente que cambia y se calienta. Una pequeña fiesta llamada Eternidad es la confirmación de que el mundo aún no se acaba: entre la precarización y la colectividad nos queda mucho por bailar.