Naipaul nos ofrece la historia de un hombre educado para pandit en su
pequeña comunidad de Trinidad, pero que no atendió esta llamada y acabó
por aprender el oficio de periodista, que al final fue incapaz de
mantener. Pierde su empleo. Su vocación aparece y desaparece sin llegar
a hacerse realidad. Tiene tendencia a ataques de letargia, a apoyarse en
la fortaleza de los demás, a expresar su humillación con una conducta
arisca. Pero su resentimiento colonial persiste, su deseo de algo más,
de una casa, de una historia. No deja de luchar contra el abyecto abrazo
de la familia de su mujer. Adquiere casas: casas desvencijadas,
insatisfactorias, mal construidas. Pero son suyas, y en ellas es, si
bien temporalmente, inexpugnable.
La magnífica creación del señor Biswas es un verdadero tour de force.
Resulta impresionante y cautivadora la serenidad y elegancia de su prosa
y la amplitud y convicción de su pensamiento.
JOSÉ MARÍA GUELBENZU