"¿Te imaginas un mundo en donde tienes que tomar pastillas para ser feliz y en donde toda tu vida ya está decidida desde antes de nacer? Pues así es el lugar en donde se desarrolla esta historia. Al parecer todo está bajo control; sin embargo, hay algunas personas con inquietudes acerca de una vida distinta y libre que no se conforman con lo que les han ordenado. También hay un hombre que ha vivido fuera de esta sociedad desde pequeño y, aunque lo intenta, no puede adaptarse. Para algunos, ésta era la única realidad que conocían y se conformaban con ella, pero para otro, éste no podía ser Un mundo feliz si no había libertad ni derecho al amor."--
Un mundo feliz (1932) presenta una visión satírica de un futuro utópico en el que, a partir del desarrollo de la ingeniería genética y de las nuevas técnicas de lavado de cerebro, se ha conseguido crear una sociedad perfecta cuyos habitantes viven sometidos a un estado de felicidad y armonía perpetuo. Publicado en el periodo de entreguerras, cuando el crecimiento del nazismo parecía ya imparable, Un mundo feliz ha cautivado y aterrorizado por igual a millones de lectores, y casi cien años después ya nadie duda de que sus peores pronósticos se han hecho realidad: triunfan los dioses del consumo y el bienestar, y el mundo se distribuye en zonas en apariencia seguras y estables? y todo lo contrario. Las ilustraciones de Cristina Daura, aparentemente infantiles, de colores planos pero en el fondo complejas, cargadas de un drama no menos insidioso al que se representa en este libro, lo convierten en una obra nueva, anclada en el siglo xxi.