Todos los seres vivos compartimos el mismo antepasado común. Si retrocedemos en el árbol de la vida, podemos observar cada ramificación en un vertiginoso viaje retroactivo por la historia de la evolución.
Esta obra nos recuerda que todos venimos del mismo sitio y que, al fin y al cabo, no somos más que un simio en la larga y azarosa cadena de la vida.