¿Qué hay hoy de muerto y de vivo en la filosofía de Nietzsche? A punto de encarar la segunda década del siglo XXI, esta pregunta debería plantearse de otro modo: ¿qué pensaría Nietzsche de nuestro presente?; ¿qué diría de nosotros hoy?. ¿Más que verlo como vivo, acaso no residiría su paradójica actualidad en su ofensiva capacidad de vernos nosotros más bien desde él como muertos? ¿O mejor, como muertos en vida, aún moviéndonos, perplejos, en nuestras crisis? ¿No estribaría el interés de su reflexión, ofensiva, irritante, monstruosa, en nuestra resistencia a pensar en él como alguien del todo contemporáneo? ¿No se nos sigue escapando su figura de nuestras tentativas de metabolizarlo, a modo de una inquietante patología, indiferente a todo abuso de sana familiaridad, de todo deshonroso saqueo? Y si es así, ¿por qué seguir intentándolo? Como una funesta simultaneidad de primavera y otoño: así se definía Nietzsche. Este libro propone seguir el tortuoso recorrido que, desde la izquierda y la derecha, desde Weimar al mayo del 68, desde las vanguardias artísticas al fascismo, realizó esta peligrosa, pero influyente buena nueva.