Pasolini nacido en Bolonia en 1922 y muerto violentamente en Ostia en 1975, es uno de los más importantes creadores italianos del siglo, tanto por sus novelas, películas, ensayos, etc., pero donde su talento se hace más perceptible es en sus libros poéticos. En la poesía de Pasolini se celebra el drama clamoroso y amargo que en diversa medida nos incumbe a todos, entre la insuprimible duración de un gusto, de una educación, de una concepción de la vida ligada a la desesperación, a la aridez, a lo irracional, y la tensión hacia un mundo nuevo de estructura y razón
«¿Quién es la persona que escribió este libro? No lo sé muy bien. En cualquier caso, se guio por una media docena de principios , dictados quién sabe por qué instinto.
El primero de estos principios fue el de resistir a literatura-acción o literatura-intervención: a través de la afirmación porfiada y casi solemne de la inutilidad de la poesía.
El segundo principio de esta persona fue el de no temer la actualidad (en nombre de cualquier otra cosa que la hace vana y en la que, por otra parte, esa persona cree).
El tercer principio fue el de concederse una cierta libertad lingúística que, a veces, roza la arbitrariedad y el juego (cosas que anteriormente nunca sucedieron, ya que sus mitificaciones siempre fueron ingenuas, apasionadas y solícitas).
El cuarto principio fue el de considerar fatal por su parte la resignación ante la persistencia del «oxymoron» o de la «sineciosis». (Cfr. Sineciosis de la diáspora , pág. 154.)
El quinto principio consistió en el descubrimiento, casi imprevisto, de que la libertad es intolerable para el hombre (especialmente si es joven), que se inventa mil obligaciones y deberes para no vivirla.
El sexto principio (mucho menos importante) consistió en no querer hacer de todos los principios anteriores de una forma de fidelidad a sí mismo; necesaria para realizarse, una aportación a la restauración.
Sobre todo siempre prevaleció la idea, desesperada pero resignada, de que su propia vida se había empequeñecido: pero, en cualquier caso, ha aumentado el placer de vivir, en razón de la material disminución del futuro».
Pier Paolo Pasolini