En estas páginas se reúnen tres breves obras de teatro -Guardadme las espaldas, El convidado y El dragoncillo-, entremeses con los que Calderón demuestra la plenitud del barroco alcanzada por su obra en el siglo XVII, y su universalidad intemporal que hasta hoy no ha perdido un ápice de vigencia; en ella el ingenio y el sentido común se enredan con dimes y diretes, enigmas y conjeturas, empeños y secretos de la gran comedia humana que representamos todos día con día.