Intelectual pública, renovadora de la crítica, figura totémica: Susan Sontag retratada como nunca, en una biografía merecedora del Premio Pulitzer 2020
Esta es, sí, una biografía de Sontag: el paradigma de la intelectual pública en la segunda mitad del siglo veinte americano; la renovadora de la crítica, que abarcó y valoró (sin necesariamente nivelarlos) lo supuestamente «alto» y «bajo»; la figura totémica, tan intimidante como magnética, presente en todas las conferencias, y también en todas las portadas de las revistas: casi una marca registrada.
Pero esta biografía empieza siendo la de Sue Rosenblatt, que comenzó a transformarse cuando a los once años, y tras adoptar el apellido de su padrastro, decidió dejar de ser una outsider. «Solo me interesa la gente que se ha embarcado en un proyecto de transformación personal», escribió Susan Sontag en sus diarios, y en Sontag Benjamin Moser resigue su metamorfosis sin dejar de atender a las grietas por las que aún puede entreverse a Sue: «mi "verdadero yo", ese ser inerte. Ese yo del que huyo, en parte, cuando estoy con otras personas». Sus primeros textos en Chicago Review; su matrimonio con el profesor y ensayista Philip Rieff, y la verdadera autoría del primer libro de este; el nacimiento de su hijo David, al que lo unió una problemática dependencia; sus temporadas en Inglaterra y París; el redescubrimiento de su sexualidad y sus relaciones más duraderas, con la dramaturga María Irene Fornés y la fotógrafa Annie Leibovitz; y, por encima de todo, la construcción de una carrera cultivada en The New York Review of Books y en la editorial Farrar, Straus and Giroux, en la que sus ensayos señalaron a generaciones enteras qué valía la pena mirar, dónde había que mirarlo y qué implicaba hacerlo en realidad.