Rainer Maria Rilke no es propiedad del erudito. Es esperanza. ¿De cuántos poetas puede decirse que nos han sanado? ¿Y por qué eso no tiene más eco? ¿Por qué no somos más conscientes de que sí hay ciertas respuestas que el espíritu humano ha desperdigado aquí y allá? Las necesitamos.
Por eso es importante esta obra. Quien tenga miedo a su propio declive, quien haya perdido a un padre o a un hijo, se haya distanciado de la persona a la que ama o, simplemente, ande corto de optimismo quizás encuentre aquí algún albergue.