Vivimos tiempos convulsos. Y, sin embargo, en la sociedad de nuestros días, moderna y avanzada, ociosa y cómoda las más de las veces, no existe el amparo de los ideales ni se realza ningún proyecto de progreso moral ni de sacrificio o trabajo. Todo ha sido asumido por un inmenso relativismo moral, sin entender que lo ecuánime y lo justo no es precisamente lo igualitario». No obstante y pese a todo, la vida y la condición humana tienen su base en la reivindicación de libertades en un único ideal humanista que no es otra cosa que una civilización de justicia, respeto y responsabilidad. Y esto bien lo sabían Nietzsche, Zweig y Camus. Fueron ellos tres espíritus libres que, en la época moderna ?que no tan lejos queda de la nuestra?, se enfrentaron a los excesos del racionalismo desde muy diferentes concepciones de pensamiento: Stefan Zweig, víctima de la guerra y del racismo; Albert Camus hombre brillante y valeroso que, tras enfrentarse a las dictaduras y a los totalitarismos, se dejó la vida en un desgraciado accidente, y Friedrich Nietzsche, quien, aun sindo el espíritu más clarividente de la modernidad, que se volvió loco y murió en las alambradas, de la desmemoria y del absurdo. Por ello Mauricio Wiesenthal, como siempre clarividente y racional, delicado humanista y libre pensador