En un país ocupado en un momento de agitación política, República Sorda comienza con la intención de unos soldados de disolver una protesta, y el asesinato de un niño sordo: Petya. El disparo se convierte en lo último que los ciudadanos quieren escuchar: todos se vuelven sordos y su disidencia se coordina mediante el lenguaje de signos. La historia continúa con la vida privada de la gente del pueblo víctima de la violencia: una pareja de recién casados, Sonya y Alfonso, que esperan un hijo; la impetuosa Mama Galya, que instiga la insurrección desde su teatro de títeres, y las titiriteras, que enseñan lengua de signos de día y atraen a los soldados a sus trampas de noche. República sorda es a la vez una historia de amor, una elegía y una crítica al cinismo de nuestro tiempo y al silencio colectivo frente a las atrocidades.
Kaminsky ha escrito una perturbadora obra maestra que señala a todos los hombres como cómplices del mal por nuestro silencio. Su libro sobrevivirá a las épocas.