El libro de Iván Garzón tiene como trasfondo esta historia trágica de la experiencia guerrillera en América Latina. Su objetivo fundamental es estudiar el papel que jugaron en el debate público en torno a la legitimidad o no de la lucha armada en Colombia tres grupos de actores: los rebeldes, ante todo, quienes empuñaron las armas desde un compromiso religioso; los románticos, es decir, los que miraron con simpatía y respeto esa decisión así no se hubiesen lanzado al monte, y, finalmente, los profetas que se opusieron a la lucha armada y, finalmente, tuvieron toda la razón: fue una lucha inútil, costosa y sin gloria, como lo son, en general, los conflictos entre connacionales.