Hay formas de rabia que intensifican la desigualdad y otras que la combaten. Y en esta duplicidad están en juego diferentes comprensiones de la vida, la identidad y su relación con lo extraño. En distintas actitudes cotidianas y en varias de las decisiones políticas son visibles formas de miedo, odio y resentimiento. En las redes sociales y en las decisiones electorales, en los espacios cotidianos rutinarios y como respuesta a crisis inesperadas, la gente expresa su insatisfacción por aquello que percibe como rechazable y amenazante: personas migrantes estigmatizadas, formas de vida asumidas como degeneradas, figuras públicas satanizadas. A su vez, el descontento ante la violencia y la desigualdad da vida a formas de enardecimiento que confrontan estas condiciones en apuestas políticas disidentes. Este libro analiza los afectos como experiencias complejas y conflictivas, emergidas históricamente, desde una aproximación situada y relacional del mundo social, mostrándonos así que son fuerzas corporales vinculadas con la crisis ecológico-política que vivimos, de las que también puede emerger el impulso para enfrentarla.