Este es un libro para quien considera que el pasado no quedó atrás sino que lo llevamos a cuestas, como testimonio de lo que hemos sido, y quizás de lo que seremos.
Manuel Carreño nació en una familia de clase media alta bogotana. Desde que tiene memoria en su casa sonaba música. No la música que le gustaría en la adultez, por supuesto, pero entre boleros, rancheras y canciones ochenteras de Menudo, poco a poco descubrió el rockandroll como un paraguas que lo salvaría siempre de tiempos difíciles. Entre lluvias y días de sol, este libro se lee cantando: a veces de dolor porque la vida está hecha de eso, pero también de ternura y compasión por los amigos y la vida compartida.
En este bellísimo recuento atravesado por canciones, amores, despedidas, depresiones, adicciones, amistades, conciertos y duelos, Manuel, periodista musical conocido por programas como "La silla eléctrica", en la frecuencia joven 99.1 y "La clase", en Radiónica, profesor de una célebre cátedra sobre "Rock y política", y músico aficionado con su banda Los Pussylanimes, reconstruye una memoria afectiva que no se entendería sin la presencia inequívoca de Miguel Mateos, el punk de The Clash, los tránsitos de Bowie, las canciones rápidas de Ramones, y la salvación de la tristeza gracias a Pulp.
Desde los años ochenta, hasta la segunda década del siglo XXI cuando una pandemia nos cambió para siempre, este libro nos demuestra que las canciones no curan pero sí nos permiten vivir y ensanchar el horizonte y las posibilidades psíquicas; que el rock es uno de los fenómenos culturales más importantes de los últimos setenta años; que varias generaciones tienen escritas en la piel las canciones de The Beatles, los Rolling Stones, Soda Stéreo, Caifanes, Pearl Jam, Nirvana, Pixies, The Jesus and Mary Chain, Aterciopelados, 2 Minutos, I.R.A., Interpol o Idles; y que cada vez que oímos una canción o una melodía que nos gusta podemos volver a ese bar de los quince años en donde una banda de muchachos soñaba con ser como Red Hot Chili Peppers.