BORTKLEWICZ MORAWSKA, ELZBIETA
El pequeño conejo debe volver a casa cuando anochece. Oso se lo recuerda cada día. Pero él no parece escucharle. Quiere charlar con todos, jugar un rato con las crías de las ovejas, o pedir a los canguros que miren la luna y nadie le hace caso. Los pequeños descansan, y los mayores están empeñados en pedirle que se calle, que no hable ni haga ruido, porque ya duermen.Un gracioso relato de la incomprensión de lo que la llegada de la noche supone para los niños: un universo que les atrae pero del que el sueño no les deja disfrutar