El simbolismo, que es la ciencia de utilizar una figura o una imagen como signo de otra cosa, fue la gran idea de la Edad Media, y sin e´l nada de aquellos lejanos tiempos podri´a explicarse.
Joris-Karl Huysmans ha suscitado la admiracio´n de escritores de diversas tendencias, lo que es comprensible si se tiene en cuenta que, durante sus sesenta an~os de vida estuvo inmerso en universos literarios y vitales de lo ma´s contrastados: en su juventud se intereso´ en el romanticismo y la poesi´a moderna inspirada por Charles Baudelaire; luego experimento´ a fondo el naturalimo, bajo cuya inspiracio´n escribio´ novelas y del que fue un gran defensor y amigo personal de E´. Zola, pero pronto encontro´ pobre esta ideologi´a y le atrajo´ el simbolis- mo el decadentismo, viviendo estas tendencias hasta sus u´ltimas consecuencias. Se implico´ en el estudio de las ciencias ocultas, la demologi´a y el satanismo y, en su u´ltima etapa vivio´ una conversio´n que le conduciri´a al catolicimo ortodoxo
y en todas estas fases Huysmans fue un escritor excelente y admirado. Pero si algo hubo constante en su vida fue su amor al arte y su intuicio´n este´tica que hiceron de e´l un gran cri´tico.
Huysmans nacio´ en Pari´s en 1848 de una familia de origen holande´s que contaba entre sus antepasados numeros pintores de me´rito. En 1875 comienza a escribir brillantes mono- grafi´as de pintores holandeses y flamencos. A partir de 1876 Huysmans colabora con varios perio´dicos como cronista de arte y se convierte en defensor del arte moderno. Adema´s de su admiracio´n por Manet, populariza el impresionismo poniendo en valor las obras de Degas, Ce´zanne, Pissarro, Gauguin o Monet, por otra parte ataca el arte acade´mico de un Cabanel o un Ge´ro^me. Ma´s tarde, coincidiendo con su atraccio´n por el simbolismo, se interesa por pintores como Redon, Moreau o Desbordes.