Joyce Carol Oates no necesita presentación como prosista: es una de las grandes escritoras americanas de nuestro tiempo. ¿Y como poeta? Sí, y para ello ninguna página más apropiada que las de Melancolía americana. He aquí un libro que, ante todo, disipa el viejo (y falso) resabio español de que un novelista no puede ser un gran poeta, entre otras cosas, porque su poesía será demasiado narrativa. Pero es precisamente la diestra combinación de ambos elementos (la respiración lírica con la trama del relato) donde reside el gran acierto de Oates, pues la voz resultante le permite a la autora explorar los abismos trágicamente impuestos a las mujeres (la violación, el aborto) las taras morales de los supuestos prohombres (científicos, estrellas de Hollywood) así como una herencia cultural estadounidense (Edward Hopper, Marlon Brando) cuya consecuencia mayor, apagadas las hogueras de Salem, pero encendida aún la ignominia de la civilización bárbara del hombre contemporáneo, no puede ser sino esta melancolía que persiste tras la rabia de la soledad.