Un duelo discursivo entre dos hombres marcados por la soledad, un diálogo sobre el exilio y la memoria con Nueva York como paisaje de fondo.
Maldición eterna a quien lea estas páginas narra el encuentro áspero y destructivo de dos soledades en Nueva York: un enfermo, argentino, y su cuidador, un norteamericano, ambos marcados por mujeres que están ausentes. La dificultad para establecer una confianza mutua y un afecto necesario es el tema conductor, si bien, en esta confrontación, cada uno de ellos revelará al otro y a sí mismo aspectos inesperados de su personalidad.
Una vez más, lo que atrae y subyuga de esta novela es la maestría con que Manuel Puig se sirve de un material nuevo en su obra -la vida cotidiana norteamericana- para penetrar en el alma humana, especialmente a partir de unos diálogos sacados de conversaciones reales en los que los silencios juegan un papel tan importante como la palabra.
«Leí a Puig, leo a Puig, lo recomiendo cuando en cualquier lugar del mundo me preguntan por nuestros autores más destacados», confiesa Claudia Piñeiro en el prólogo a esta edición. «Creo que se puede decir que soy su fan, admiradora fiel de su obra. Obra que es, sin ninguna duda, una de las más importantes de la literatura argentina. Larga vida a Manuel Puig.»