Los veranos siempre regresan
Gaby y Liam se hicieron mejores amigos cuando sus pasos se cruzaron por las calles de Santa Cruz, California. Esa ciudad costera de atardeceres mágicos se convirtió en el escenario perfecto que los vería crecer, verano a verano.
Ella era una fuerza de la naturaleza que arrasaba con todo sin dejar de alzar la cabeza hacia el sol. Él, el chico más bondadoso que le brindó desde el principio una lealtad inquebrantable. Hasta que una confesión inesperada abrió entre ellos una enorme grieta que los alejó y terminó por separarlos.