Segundo volumen de las andanzas del autoestopista galáctico, con las dos novelas que cierran esta maravillosa «trilogía en cinco partes».
A lo largo de la historia ha habido grandes sagas galácticas: Fundación, de Asimov, Dune, de Herbert, Odisea espacial, de Clarke, Star Trek, de Roddenberry o La guerra de las galaxias, de Lucas
Pero solo una de ellas, la saga de la Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, aporta algo único a la literatura interestelar: el humor.
Tras la aparición en esta colección de Los autoestopistas galácticos, que reunía la trilogía inicial, este volumen aporta de propina las otras dos novelas Hasta luego, y gracias por el pescado e Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva que expanden el asunto hasta nada menos que una «trilogía en cinco partes».
Siguen aquí las andanzas de Arthur Dent y sus compañeros de aventuras, desventuras y viajes interplanetarios. Y siguen planteándose preguntas trascendentales para el futuro de la humanidad: ¿Por qué narices han desaparecido todos los delfines de nuestro planeta? ¿Cómo llega a Londres una nave espacial de la que desciende Marvin el Androide Paranoide? ¿Fue Elvis Presley secuestrado por los alienígenas? ¿Cómo ha podido la intrépida reportera transgaláctica Trillian tener una hija con el terrícola antes mentado sin el previo concurso de un ayuntamiento carnal? ¿Cómo se consigue que un robot esté perpetuamente al borde del orgasmo?
¡Más madera! como diría Groucho para quieres quieran o necesiten, porque crea adicción y hasta vicio más humor galáctico de Douglas Adams.
«No he conocido a muchos genios en mi vida. He conocido a algunas personas muy inteligentes, pero solo calificaría como genios a un puñado. Entre ellos a Douglas Adams» (Neil Gaiman).