Hay un momento, en la vida de todo escritor, en el que siente la necesidad de contar con el pasado, de ordenar y fechar las diversas impresiones de su espiritu en las diferentes epocas, de organizar y sacar a la luz de las contradicciones, mas aparentes que esenciales, de su vida, y de mostrar, si hubiere lugar, que relaciones misteriosas y profundas existen entre las ideas, en apariencia divergentes, de su primera juventud y el pensamiento unico y central que poco a poco se ha distanciado de todas ellas, y que ha acabado por reabsorberlas.